febrero 06, 2008

Cuento anónimo ruso

Érase una vez , un viejo carpintero llamado Serguei. Fabricaba preciosos objetos de madera: silbatos, juguetes, instrumentos musicales... Para ello, todas las semanas salía a buscar buena madera para sus creaciones.

Aquella noche había nevado mucho, pero con los primeros rayos de sol nuestro amigo salió esperando tener fortuna y encontrar un buen tronco con el que poder trabajar. Pero sólo encontró viejos trozos de madera húmedos y pequeños que con suerte solo podían servirle para calentarse al fuego.

Cuando iba a retirarse rendido por el cansancio algo llamó su atención: un bulto grande sobresalía sobre la nieve. Al agacharse vio el más hermoso de los troncos que nunca había recogido, con una maravillosa madera blanquecina. Serguei tomó fuerzas y recogió el tronco que transportó a casa.

Tomó aquel tronco como el mayor de los tesoros y pensó que debía valer para hacer algo muy especial. Pasó días y noches sin dormir hasta que por fin se le ocurrió fabricar una muñeca ,y así lo hizo. Cuando terminó estaba tan orgulloso de su obra que decidió no ponerla en venta. Se sentía muy solo y aquel pequeño objeto lo acompañaba en su soledad.

-Te llamaré "Matrioska"- dijo a la pequeña muñeca.

Cada mañana Serguei se levantaba y saludaba a su amiga con simpatía:-Buenos días Matrioska.

Hasta que un día la Matrioska contestó:-Buenos días, Serguei.

Serguei se quedó muy impresionado y volvió a responder:-buenos días, Matrioska.

El viejo carpintero se sentía muy afortunado de tener alguien con quien conversar en su soledad. Pero Matrioska solo hablaba cuando ambos estaban solos.

Un día Matrioska se levantó muy triste. Serguei, que lo había notado preguntó:

-¿qué te pasa, mi querida Matrioska?

-¡que no es justo!

-¿el qué?- contestó el carpintero.

-Cada mañana me levanto y veo a la osa con sus oseznos, a la perra con sus perritos... incluso tú me tienes a mí. Yo querría tener una hijita- contestó la Matrioska.

-Pero entonces- le dijo Serguei- tendría que abrirte y sacar madera de ti, y eso sería doloroso.-

Ya sabes que en la vida las cosas importantes siempre suponen pequeños sacrificios- contestó la bella Matrioska.

Y así fue como el carpintero abrió a su muñeca y de ella extrajo madera de su interior para crear una muñequita más pequeña pero exactamente igual a ella a la que llamó Trioska.

Desde aquel día todas las mañanas saludaba:

-Buenos días Matrioska, buenos días "Trioska".

-Buenos días, Serguei- respondían al unísono.

Ocurrió que Trioska también sintió la necesidad de ser madre.Así el viejo Serguei volvió a repetir el proceso y de ella sacó otra muñeca exacta a ella pero más pequeña a la que llamó "Oska".

Al cabo de un tiempo, también la vena maternal se despertó en Oska que rogó a Serguei que la hiciera madre.

Al abrir a Oska se dio cuenta de que sólo quedaba un mínimo trozo de madera.Sólo una muñeca más podría realizarse. Entonces el carpintero tuvo una gran idea. Fabricó un diminuto muñeco y antes de terminarlo le pintó unos grandes bigotes. Cuando lo hubo terminado lo puso delante del espejo y le dijo:

-mira , "Ka",... Tú tienes bigotes.Eres un hombre. Por tanto, no puedes tener un hijo o una hija dentro de ti.

Después abrió a Oska. Puso a Ka dentro de Oska. Cerró a Oska, abrió a Trioska. Puso a Oska dentro de Trioska. Cerró a Trioska, abrió a Matrioska. Puso a Trioska dentro de Matrioska y cerró a Matrioska.Un día,Matrioska desapareció de casa de Serguei. Si alguna vez la encontrais no dudeis en darle cariño, porque ella hizo el mayor de los sacrificios por ser mamá.

http://karussiablog.blogspot.com/2006/06/matrioska.html

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